EL BURGO
Junto al cielo, en la cumbre de una tierra lampiña,
tal como descansando de la marcha, se sienta
el burgo, con su iglesia, su molino y su venta,
en medio a un estridente mosaico de campiña.
Regálase de oxígeno, de nuez sana y de piña...
rige chillonamente gitana vestimenta:
chales de siembra, rosas y una carga opulenta
de ágatas, lapislázulis y collares de viña.
Naturaleza pródiga lo embriaga de altruismo:
el campo es su filósofo, su ley el catecismo.
Fieramente embutido en sus costumbres hoscas,
por vanidad ni gloria mundanas se encapricha;
tan cerca está del cielo que goza de su dicha,
y se duerme al narcótico zumbido de las moscas.
Julio Herrera y Reissig