TARASCÓN
¡Oh, Tarascón heráldico, sin tacha y sin deslices,
Quijote de la hipérbole, Sancho del alma fresca!
Soñando tiburones, no duerme por la pesca;
Y es fama de que muchos pescaron sus narices...
¡Oh, espanto de las liebres! ¡Oh epicúreos felices!
En Tarascón no hay liebres, sin intención burlesca;
Cazan a la platónica luna tartarinesca
Y a sus gorras que, luego, guisan como perdices...
El sol, aquel sofístico mago de Mediodía,
Exalta con alquimias locas la fantasía...
Densos y doctorales, jactan en sus querellas
De agrios positivismos, y aun los que pintan canas,
Son almas tanto ilusas, que dijéranse hermanas
De los sauces: misántropos pescadores de estrellas.
Julio Herrera y Reissig