RENUNCIACIÓN SIMBÓLICA
Entre las refulgentes armaduras,
En mi uniforme y sobre tus emblemas,
Pintó la tarde bárbaros poemas
Y hecatombes de olímpicas bravuras.
Apeámonos de las cabalgaduras…
Aulló la Esfinge cábalas supremas;
Y en un búdico trance de torturas,
Relampagueó mi yatagán de gemas.
Al desangrarme en un suplicio heroico,
Desvanecí, como un suicida estoico,
Mi frente exangüe en tus rodillas yertas...
Y ante el aro sutil de tus ajorcas,
Inmolé un beso en las doradas horcas
De nuestras vanas ilusiones muertas.
Julio Herrera y Reissig