Atan sus manos, con un lienzo de hilo
Con los ojos abiertos alza el cuello
¿Cuál es la gloria de la vida, ahora
Cuando me han preguntado la causa de mi amor
Cuando ya las miradas de todos se conocían vagamente
Dentro de aquella descarnada iglesia
Dentro de la mortaja de esta casa
Descansaba entre encinas, recostado
DESDE BASSAI Y EL MAR DE OLIVA
Después de muchas horas de discusión enfebrecida
El campo, oscuro; lejos, al mar
El ciego deseoso recorre con los dedos
El visitante me abrazó, de nuevo
En esta hora lívida de la primavera, cuando cae la tarde
En este día de septiembre en Elca
¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto
Era en aquel viaje por las tierras dormidas de la Arcadia
Era un pequeño dios: nací inmortal
Es la hora del regreso de las cosas
¿Es que, acaso, estimáis que por creer
Está en penumbra el cuarto, lo ha invadido
Estos momentos breves de la tarde
Extraño en esta noche, he recordado
Había una barcaza, con personajes torvos
Hablar de esta ciudad, en la que alojo
Hay que mecer el tallo de esta hierba
He aquí el ciego, que sólo ve la vida en el recuerdo
La hermosura de la vida no acaba, y así nos lo parece a los humanos. Y amamos
LA ÚLTIMA ESTACIÓN DE LOS SENTIDOS
La vida me rodea, como en aquellos años
Ladridos jadeantes en el césped
Más allá de la luz está la sombra
No como las estrellas, que dan luz
No existía la muerte; cuánto orgullo
«No fui nada, y ahora nada soy
No para ver la luz que baja de los cielos
No se trata de un hueco, que es carencia
Os veía atender, discutir suavemente
Oyendo aquí los pinos, miro el cielo
¿Pero cómo saber, sin la mirada
PROVOCACIÓN ILUSORIA DE UN ACCIDENTE MORTAL
Quejoso, lastimero, en la lívida
¿Quién yace aquí, debajo de estas losas?
Rubores, rostros, movimientos, cuerpos
Se me ha quemado el pecho, como un horno
¿Serán aquellos cuerpos tan sólo piedras frías
Si no hay conocimientos en las cenizas
Sólo una vez pudiste conocer aquel Esplendor negro
Soluciona la noche con monedas
Toda esta hermosa tarde, de poca luz
Todas las noches de mi vida hasta el alba
Tus nocturnos cabellos de oro, racimillos de uva
Vives ya en la estación del tiempo rezagado
Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano